Durante el siglo XIX los novelistas descubrieron el filón de la vida matrimonial y sus conflictos para esbozar un retrato de la burguesía de su tiempo. Las dificultades llevadas hasta el adulterio sirvieron de base para novelas fundamentales como Madame Bovary, Anna Karenina o La Regenta. En el vecino Portugal, un narrador extraordinario hizo lo propio en su juventud con El primo Basilio, una magnífica recreación lisboeta del tema. Pero el tono amargo que imprimió al enredo, tono que caracterizó a su primera época de creador, fue suavizándose con los años y, al final de su vida, volvió al asunto desde una óptica distinta, más amable y positiva.
Este libro fue publicado póstumamente por primera vez en 1924, cuando el hijo del escritor encontró su manuscrito en el fondo de una maleta olvidada que contenía otros muchos inéditos. En Alves & compañía Eça de Queirós decidió dar una vuelta de tuerca al tópico decimonónico del adulterio y poner su atención en el marido agraviado, en vez de en la esposa infiel. Godofredo Alves es un honrado hombre de negocios que descubre un día que socio le traiciona con su mujer. Como tantos maridos imaginados por Tolstoy, Clarín, Flaubert y el propio Eça, se trata de una buena persona, aunque algo mediocre intelectualmente y con un punto romántico que le incita a la violencia. Sin embargo, la solución final rompe con la tragedia y se decanta por la reconciliación, el perdón mutuo y la existencia feliz en común. Bajo la aparente ligereza del argumento (un caso de infidelidad resuelto con un happy end), la novela juega con un lugar común del realismo más agrio de la época y le da un toque optimista, como si el escritor se sintiera de vuelta de las visiones críticas de su juventud. Ser realista no equivale a ser pesimista siempre, sino también a mirar el lado luminoso de la vida.
Alves & compañía no es la obra maestra del gran escritor portugués. No alcanza el nivel de sus novelas mejores, como El primo Basilio, La ilustre casa de Ramires o Los Maia. Sus dos capítulos finales dan la impresión de que la acción se acelera demasiado, como si fueran tan sólo un esquema de lo que había de ser un proyecto más grande y que la muerte del autor cortó definitivamente. Sin embargo, sus mejores dotes siguen presentes: la aguda ironía, el estilo elegante y la capacidad de pintar ambientes. Nadie como Eça de Queirós es capaz de evocar una tarde de sol sofocante en Lisboa. Sólo por estas razones su lectura vale la pena. Y no digamos de las otras novelas que ya he mencionado...
(José Maria Eça de Queirós: Alves & compañía, Barcelona, Alba, 2007. Publicado en Nuestro tiempo)
¿Qué tal El misterio de la carretera de Sintra? Lo tengo pendiente pero no sé si pertenece a la época lúgubre o a la más optimista (todo lo optimista que puede ser un portugués, claro).
ResponderEliminarNo es lo mejor ni mucho menos, aunque tiene gracia la historia alrededor de ella. Es una curiosidad, porque Eça lo escribió por entregas a medias con su amigo Ramalho Ortigao, pero fingiendo que era una historia real. El caso es que todo Lisboa creyó que la historia policíaca era cierta y mucha gente fue a buscar a los asesinos, etc. Al final los autores descubrieron el pastel y contaron que todo había sido una broma de ellos. Es un precedente curioso de Orson Welles y su programa de radio, creo.
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