viernes, 1 de abril de 2011

Varios: La joven guardia. Nueva literatura argentina


 La literatura argentina se ganó el pasado siglo un merecido prestigio gracias los nombres de Borges, Cortázar, Macedonio Fernández, Marechal, Puig, Alejandra Pizarnik Roberto Arlt, Girondo, Bioy Casares, Silvina y Victoria Ocampo, Sábato y tantos otros. Con un título un poco abusivo la antología se presenta “la nueva literatura argentina”, si bien es cierto que no se selecciona en ella ni a novelistas, ni a poetas ni dramaturgos. Son sólo cuentistas. Los veintitrés nombres tienen menos de cuarenta años y ya cuentan con una carrera de cierto peso en su país. Todos ellos son poco o nada conocidos en España, salvo Andrés Neuman, Gonzalo Garcés y, quizá, Washington Cucurto. Sólo por esta razón vale la pena prestar atención a un libro de estas características.
Sospecho que si existe algo en común en estos escritores jóvenes es su indiferencia, más o menos velada, a los grandes temas de sus antecesores. La dictadura y las represiones han dejado de interesar, igual que el drama de las Malvinas. Todos proceden de la Argentina del postmenemismo, escéptica y empobrecida. Por eso quizá una de las huellas más notables en varios de ellos sea César Aira, con su voluntaria superficialidad y su estilo desaliñado. Faltan, por estas mismas razones, cuentos que sobrecojan por su fuerza dramática o imaginativa, o que deslumbren por la calidad de su prosa. Uno de los relatos, “Diario de un joven escritor argentino” de Juan Terranova, ofrece un retrato robot de muchos de estos autores, sometidos a la frustración de una sociedad materialista de la que, no obstante, el propio protagonista forma parte sin que eso le suponga ninguna tragedia existencial. La historia deambula entre la vida gris del escritor: su vida familiar, sus ambiciones reprimidas y sus gustos intelectuales, que van del boxeo televisado a los libros sobre la segunda guerra mundial. Hoy en día algunos llaman “pensamiento débil” a actitudes como ésta.
En el prólogo se habla de la “destreza extraordinaria” de estos narradores. Hombre, no tanto. Lo malo de este tipo de afirmaciones es que son casi obligatorias en el género de la antología y nada dicen hasta que el lector no se ve confrontado con los textos mismos. ¿Realmente hay una “literatura” (léase: cuentística) joven en la Argentina tan maravillosa? Repasados los textos uno por uno, me parece difícil sostenerlo. Algunos narradores conocen sobradamente su oficio y escriben con talento (Neuman, por ejemplo); pero otros necesitan más de un hervor. El tono general es, me temo, de bisoñez. Aun así, no hay por qué escandalizarse: Borges escribió sus mejores relatos entre los 44 años y los 49 años. 


Varios: La joven guardia. Nueva literatura argentina, selección de Maximiliano Tomás, Barcelona, Verticales de bolsillo, 2009, 241 págs.

3 comentarios:

  1. qué bueno este comentario , soy ARGENTINA y a veces siento verguenza ajena por algunos autores que se sientan en el sillón de los "reconocidos" ...parecen olvidar que existió un Borges y un Cortázar

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  2. Es muy cierto lo que decís. He leído a escritores de la misma generación que éstos autoproclamados "La nueva guardia", y te aseguro que distan mucho de esa "nueva narrativa" que nos quieren vender. Creéme que la influencia Borges-Cortazar-Bioy Casares está muy arraigada en los olvidados. ¿Por qué no se los conoce? Sencillamente porque no entran en el márketing de Maximiliano Tomás y/o Terranova.

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  3. La joven guardia, ja. Qué payasada.
    Acá en Argentina para ser un "joven escritor reconocido" necesitás:
    - haber estudiado Letras en la UBA (Universidad de Buenos Aires) o
    - haber puesto una editorial independiente con 2 o 3 amigos o
    - chuparle las medias (digo "medias" siendo educada) a alguien más o menos acomodado dentro del sistema editorial
    Ya con eso, te incluyen en cualquier antología for export y listo el pollo.
    ¿Y si escribís mal o no tenés idea de lo que es la literatura? a quién le importa!!!
    Por eso de lo nuevo leo poco y nada, con la lógica de que si es en verdad valioso, perdurará y ya podré leerlo más adelante (la literatura no se vence).
    Saludos desde Rosario!

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