Pocas novelas tan divertidas y, al mismo tiempo, tan literariamente artificiales como La juguetería errante. He de reconocer que me lo he pasado muy bien leyéndola.Todo aquí es muy british: el ambiente oxoniense, el humor absurdísimo, la investigación concebida como un pasatiempo y esos estudiantes que paladean un madeira mientras hacen observaciones cínicas sobre el equipo de remo de la Facultad. La pareja protagonista no puede ser menos inverosímil: un poeta muerto de hambre y un profesor de literatura medio chiflado. Entre los dos llevan a cabo la investigación en medio de un Oxford de los años treinta, en donde una serie de coincidencias imposibles los va llevando a la resolución final del enigma. A diferencia de la mayor parte de las novelas policiales, incluso las de tradición inglesa a las que se adhiere Crispin, aquí nada se toma en serio. Ni siquiera el mismo caso. Los diálogos de los dos detectives aficionados, Cadogan y Fen, son demasiado absurdos. Como muestra este botón: a los dos los acaban de golpear unos individuos y los han atado de pies y manos. Entonces, para matar el tiempo, recurren al siguiente pasatiempo:
Vamos a jugar a los Libros Infumables -sugirió Fen.
-Vale. El Ulises.
-Vale. Todo Rabelais.
-Vale. El Tristram Shandy.
-Vale. La copa dorada.
-Vale. Rasselas.
-No,a mí me gusta Rasselas.
-¡Santo Dios, bueno, pues entonces Clarissa!
-Vale, Titus... (pág. 130)
Quizás algunas de las persecuciones grotescas en bici, en camión o en piragua que pueblan la novela puedan recordar a El hombre que fue Jueves. Pero Chesterton, en medio de la broma, era un señor más serio. Salvo quizás alguna conversación al final, toda la novela es un gran cachondeo a costa, entre otros, del género policial, la Universidad de Oxford, las viejecitas inglesas y las novelas de Jane Austen.
Edmundo Crispin: La juguetería errante, trad. José C. Vales, Madrid, Impedimenta, 2011.
Lo reseñé hace un par de semanas, creo, y coincido plenamente contigo, hemos escogido además el mismo extracto... Qué de carcajadas con este Fen!
ResponderEliminarLo que peor llevé fue las menciones a Austen y sus seguidores, entre los que me encuentro...
Besos,
Carmen: es de lo más divertido que he leído últimamente. Y lo de Jane Austen es aún más gamberro por ir contra la unanimidad existente sobre esta autora y poner como seguidor de ella a un borrachín (y que conste que me encanta la Austen a mí también).
ResponderEliminarme lo acaban de regalar por mi cumpleaños, ya os contaré, solo llevo 50 pags pero ya no puedo dejarlo !!!
ResponderEliminarEs muy divertido, ya verás. Y felicidades por el cumpleaños..
ResponderEliminar