
Basada en el asedio de la ciudad albanesa de Kruja en el siglo XV, la novela relata diversos acontecimientos desde dos puntos de vista opuestos: el de los sitiados albaneses y el de los invasores turcos. El mayor espacio dedicado a estos últimos enlaza una vez más a Kadare con una de sus grandes obsesiones literarias: Homero, en especial el autor de la Ilíada, que recuerda un asedio mítico desde la perspectiva de los asaltantes. Ahora bien, en El cerco la suerte de la victoria se invierte, porque los derrotados son los invasores.
Dominada por la fascinación homérica, El cerco contiene escenas de enorme fuerza épica. Así ocurre con aquella escala que es elevada sobre las murallas entre la masa de soldados; por unos segundos queda inmóvil antes de desplomarse sobre los enemigos. Kadare reenvía con continuos gestos a los clásicos. Como si de un drama histórico de Shakespeare se tratara, durante la batalla, los enviados turcos van entrando y saliendo de la tienda del estado mayor para informar de las sucesivas muertes de sus capitanes. Una fuerza trágica semejante emana del episodio en el que los zapadores otomanos mueren asfixiados en la mina, o también de aquel otro en el que los cadáveres se confunden con los heridos en el hospital. Pero toda esta violencia nunca es sórdida ni absurda. La sobria elegancia y el instinto poético de Kadare redimen la crudeza de un libro que se lee como lo que es: una epopeya.
Ismaïl Kadare: El cerco, Madrid, Alianza, 2010.
me gustaría leer esta obra ¿se consigue?
ResponderEliminarLeonor
En España, sí. En Argentina, no sé. Dependerá de los canales de distribución de Alianza editorial.
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