tag:blogger.com,1999:blog-71824979900211346322024-02-19T04:26:28.639+01:00Lector consentidoCajón de lecturasAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.comBlogger49125tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-5159546366717076462013-10-17T17:53:00.001+02:002013-10-17T17:55:39.165+02:00Mario Vargas Llosa: El héroe discretoUn pequeño empresario de la ciudad provinciana de Piura sufre la
extorsión por parte de una sociedad mafiosa; a mil kilómetros de allí,
en la capital, un multimillonario limeño planea una venganza contra sus
dos hijos, un par de sinvergüenzas que amenazan con destruir la fortuna
familiar. Estas dos historias discurren en paralelo y, como suele
ocurrir en las novelas del autor, terminan por confluir de forma
sorprendente.
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3L4vHMtRbkrORN7tYBbAheZDSFmAMQv0HyWTggXhxXuuHcGQ8tjZu8NXXYfYtPk070Trjr1TJORetgaBV-Fm5QIv3ajcHtNvwDf2SUZQf8mfx9skmh6c8JRy_YmcshrkdfHraAw8H3BM/s1600/images.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3L4vHMtRbkrORN7tYBbAheZDSFmAMQv0HyWTggXhxXuuHcGQ8tjZu8NXXYfYtPk070Trjr1TJORetgaBV-Fm5QIv3ajcHtNvwDf2SUZQf8mfx9skmh6c8JRy_YmcshrkdfHraAw8H3BM/s1600/images.jpeg" /></a>Vargas Llosa las maneja con la desenvoltura profesional que le
caracteriza y consigue una novela con héroes en clave menor, menos
sórdida y más luminosa que en otras ocasiones. Esto no quiere decir, por
supuesto, que no se reiteren temas y personajes obsesivamente
frecuentes en su mundo literario. Vuelve el sargento Lituma, aunque no
salgan las cuentas desde su primera aparición en <i>La casa verde</i> (1966). Vuelve don Rigoberto, el erotómano cultivado de <i>Los cuadernos</i>… (1997) y de <i>Elogio de la madrastra</i>
(1988). Por la misma razón algunos temas recurrentes, como las
fantasías eróticas, hacen su aparición, aunque no ocupen el primer
plano.<br />
Hay, sin embargo, una voluntad por centrarse más en las personas
“decentes”, dentro de los cánones de una moral laica y burguesa, que en
otros personajes perturbados o siniestros. Las grandes novelas de Vargas
Llosa, como <i>La fiesta del chivo</i> o <i>Conversación en la Catedral</i>,
han creado monstruos memorables, personajes malvados hasta límites
diabólicos. Nada de esto se encontrará en su último libro, en donde los
malos se comportan como simples monigotes y los héroes son, según reza
el propio título de la novela, grises y discretos ciudadanos.<br />
Vargas Llosa, en los últimos tiempos, parece interesarse por la
revelación del mundo de la luz, más que por el de las tinieblas que fue
el que le consagró. <i>El sueño del celta</i> era la fallida revisión
histórica de un auténtico héroe que, sin embargo, tenía una vida oculta
de pederasta. En cambio, Felícito Yananqué, el honrado empresario
piurano, tiene debilidades más perdonables. Sobre todo destaca por su
valentía frente a la extorsión y, seguramente, porque quiere mostrarse
en él a un ejemplo del milagro económico peruano de los últimos años. El
color local de Piura, ciudad amada por Vargas Llosa, y de los barrios
elegantes de Lima son otros de los puntos fuertes de esta novela que,
sin ser ni de lejos una obra maestra, se deja leer con agrado y se sitúa
en un punto medio dentro de la prolífica y desigual trayectoria de su
autor.<br />
<br />
Mario Vargas Llosa: <i>El héroe discreto</i>, Madrid, Alfaguara, 2013. Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-62168497433169840722013-06-17T06:57:00.001+02:002013-06-17T10:02:11.427+02:00Jesús Carrasco, Intemperie<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh91TqXIZfrkiHvuP9T-ti5sxal2UT9jeL2zmpbqUGGNTKjDR4N5vZTobGAvoldn0UUnf07iSnis3o1dTZNOLu1q_9EpULojmu-BkYHxDdz5dtVZ7Hf36plbR8E3SJA56930XgIFN_BP6Y/s1600/90800_intemperie_9788432214721.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh91TqXIZfrkiHvuP9T-ti5sxal2UT9jeL2zmpbqUGGNTKjDR4N5vZTobGAvoldn0UUnf07iSnis3o1dTZNOLu1q_9EpULojmu-BkYHxDdz5dtVZ7Hf36plbR8E3SJA56930XgIFN_BP6Y/s320/90800_intemperie_9788432214721.jpg" width="189" /></a>Hay algo anacrónico en la historia de un niño que escapa del hogar, por una razón misteriosa, y que se enfrenta solo a una llanura sin límites hasta que encuentra la compañía de un viejo pastor de cabras. El inusitado éxito de este libro lleva a pensar que la literatura española vuelve a inspirarse en los relatos hambrientos de la posguerra. Pero no es así. Hay muchas razones para pensar en esta novela como una "rara avis" dentro de su propia tradición, la española. Para empezar, lo obvio, que sería situarla como un retorno a esa literatura del terruño, no explica por qué <i>Intemperie </i>ha tenido un éxito internacional antes que en la propia España. Esto nunca les pasó a nuestros narradores mesetarios: Delibes, Fernández Santos, el multipremiado Cela y tantos otros. Jesús Carrasco, a diferencia de sus aparentes maestros, elimina toda referencia concreta porque quiere dar a su historia un sentido universal. Hubiera sido demasiado evidente desviar la lectura hacia una visión de la Castilla o la Extremadura profundas en tiempos de Franco. Pero esta novela no ha hecho concesiones a la facilidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
Muchos han señalado el nombre de Delibes. Sin embargo, el autor de <i>El camino</i> respira amor por el campo y sus personajes. Delibes nunca escribiría: "Guárdate de los hombres del pueblo". En <i>Intemperie</i> la llanura, con sus azotes de sol, sed y hambre, es una maldición bíblica. </div>
<div style="text-align: justify;">
Por el contrario, la aventura de un niño y un hombre experimentado en medio de un mundo unánimemente hostil nos conduce al Cormac Mac Carthy de <i>La carretera</i>. El propio autor ha reconocido su deuda con este tipo de literatura norteamericana, incluso con el <i>western</i>. Y otra relación de parentesco, que no sé si ha dicho ya, es la que se puede encontrar con Juan Rulfo. Por un lado, se siente todo ese sentimiento de orfandad enmarcado en un páramo espantoso, las caminatas bajo un sol devorador y la nostalgia del agua que sólo aparece muy de vez en cuando. También está ese tono seco y poético que otorga el fraseo de oraciones sin verbo, el modo con que se juntan los sonidos, la misma música de las palabras. </div>
<div style="text-align: justify;">
Dos aspectos más me llaman la atención de esta novela poderosa. Uno de ellos es el ritmo de la acción. Aunque se advierte un cuidado extremo en la elaboración de las imágenes, el narrador no se engolosina hasta el punto de que se le olvide contar una historia. Se disfruta de una trama muy bien llevada, con dos escenas terribles estratégicamente localizadas a la mitad y al final de la novela. </div>
<div style="text-align: justify;">
La otra cuestión hace referencia a la simbología cristiana que da sentido al relato. Hay un buen número de indicios, pero me limitaré a a señalar sólo algunos. Repare el lector en la figura de Jesucristo que preside el castillo donde el muchacho encontrará refugio; piense en el pastor lector de la Biblia, o en el alguacil, que es asimilado con el mismo Satanás; recuerde, por último, los episodios de la flagelación de Jesucristo, o en el abrazo del padre en la parábola del hijo pródigo. Todo esto y mucho más, sumado a la frase final, lleva a pensar que estamos ante una novela que juega de forma ingeniosa y profunda con muchos textos, desde la novela norteamericana de carretera hasta el relato de la pasión de Jesucristo. De ahí que, en medio de las soledades de una España mitica, este relato trágico y doloroso encuentre al final un margen para la esperanza.<br />
<br />
Jesús Carrasco: <i>Intemperie</i>, Barcelona, Seix Barral, 2013.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-30200059874965256532013-03-07T18:45:00.004+01:002013-03-09T22:29:38.381+01:00Tierra de fuego, de Adam Zagajewski<br />
(Este lector se ha consentido un parón vacacional demasiado largo y ahora vuelve a incluir reseñas... aunque no sean mías, sino de mi hijo Santiago. Y aquí la cuelgo, justamente orgulloso, creo.)<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFPAI5zCP2d4S0q9QUY7cZfAl3uViQrxU3OaIYqwAogsRxckqZGChIZqBgl8oAc3p_OWXVcB1LfX2uS1NZwVgNXQlxFW7sbYev-Kc3IgxAWV2LkYA_YVH2vzbMgOQaykH3TljnbbJWNF0/s1600/ACA0096.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFPAI5zCP2d4S0q9QUY7cZfAl3uViQrxU3OaIYqwAogsRxckqZGChIZqBgl8oAc3p_OWXVcB1LfX2uS1NZwVgNXQlxFW7sbYev-Kc3IgxAWV2LkYA_YVH2vzbMgOQaykH3TljnbbJWNF0/s1600/ACA0096.jpg" /></a></div>
<br />
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<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Tierra de fuego, de Adam Zagajewski<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=7182497990021134632" name="_GoBack"></a></b></div>
<div class="MsoNormal">
Adam Zagajewski es uno de los poetas polacos contemporáneos
más reconocidos internacionalmente, de la conocida generación del 68, en la que
se encuentran grandes voces como Wislawa Szymborska, Czesław Miłosz, Zbigniew
Herbert, Józef Czapski... Nació poco después de la Segunda Guerra Mundial, por
lo que no sufrió los horrores de la guerra. Sin embargo, su familia fue
expulsada de Lvov (actualmente Ucrania) y se trasladó a Gliwice. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tierra del fuego </i>se perfilan una gran cantidad de escenarios:
ciudades invernales, bosques, alguna playa, un autobús, un tren, un aeropuerto,
la vista de Delf de Vermeer, las casas de Lvov o de Praga… La mirada del poeta
se detiene en una gran variedad de lugares comunes, descubriendo en ellos
atisbos de belleza, de verdades ocultas por dondequiera que pasa. Se desliza
por todas y cada una de estas situaciones, sorprendiéndose como un viajero. Al
igual que el turista, tiene el anhelo de entender algo en él que no comprende,
pero que, sin embargo, le resulta familiar.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
La única manera de saciar ese
anhelo es la poesía, que puede captar esa realidad inaprehensible y misteriosa
de la vida. El valor de la poesía reside en ese gran poder de actualizar una
experiencia y comprenderla, pues como dice el primer poema, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Concha</i>: <br />
<br /></div>
<div class="NoSpacing">
<i>Un poema es capaz de retener el eco</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>de la tormenta, como la concha que tocó Orfeo</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>al escapar. El tiempo arrebata la vida,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>y devuelve la memoria, dorada por las llamas</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>y negra por las ascuas</i></div>
<div class="NoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
El poema está por encima de la
vida, del pasado, que rescata dorado por el recuerdo. Como una concha, conserva
el eco de las olas del mar, que resuenan en el momento en el que se lee el
poema, evocando la playa en la que una vez estuvo la concha. Pasado un tiempo,
se comprende finalmente el sentido de aquellas situaciones, que solo pueden
recogerse en una concha, y por tanto, solo pueden ser escuchadas en el mismo
sitio. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
La poesía se encuentra en un
término medio entre el pasado y el futuro, pues <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Lo que venga será invisible/y ligero./Lo que existe, vacila entre la
ironía/y el temor./Lo que perdure será/azul como el ojo/de una guillotina”</i>.
El resultado, que no deja de pasar por la guillotina, es un azul claro como el
iris. <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></i>El poeta tiene la certeza de que el futuro
es inaprehensible y el presente se encuentra en un constante forcejeo entre
ironía y temor (pues Zagajewski, aunque más veladamente, también utiliza esa
ironía tan característica de poetas como Szymborska). Por eso, la poesía de
Zagajewski es atemporal, abierta y libre:<br />
<br /></div>
<div class="NoSpacing">
I<i>ba por una ciudad medieval,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>por la tarde o al alba,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>era muy joven o
bastante viejo.</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>No llevaba ningún reloj</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>ni calendario, sólo la terca sangre</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>que medía una eterna lejanía.</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>Podía volver a empezar</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>esta propia o impropia vida,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>todo parecía sencillo,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>las ventanas no cerraban del todo,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>los destinos ajenos, entreabiertos.</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>En primavera o al comienzo del verano,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>muros calientes,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>un viento suave como la piel de una naranja,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>era muy joven o bastante viejo,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>podía escoger, podía vivir.</i></div>
<div class="NoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Es por ello que no pasa
desapercibida una esperanza latente expresada por medio de imágenes de una
increíble belleza. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Para M</i>, por
ejemplo:<br />
<br /></div>
<div class="NoSpacing">
<i>Un día, el mar, oscuro, amenazaba,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>sobre la superficie arrugada del agua</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>pasaban orquídeas de tormentas.</i><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
O en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lo que pasó</i>:<br />
<br /></div>
<div class="NoSpacing">
<i>Cuatro toneladas de muerte yacen en la hierba</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>y duran las lágrimas secas entre las hojas del herbolario.</i></div>
<div class="NoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
La belleza contenida en estos
versos produce un deslumbramiento ante una realidad superior. Ante esa belleza,
el poeta quiere ver las claridades, chispas de belleza, a cada momento. Por
eso, la tierra ardiente es uno de los temas fundamentales del libro. En el
poema del mismo título, el poeta invoca a aquel que puede “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ver nuestras casas por la noche y las finas paredes de nuestras
conciencias</i>” en una oración profunda: <br />
<br /></div>
<div class="NoSpacing">
<i>Innombrable, invisible, silencioso, </i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>libérame de la anestesia</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>llévame a la Tierra del Fuego,</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>llévame allí, donde los ríos </i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>fluyen verticalmente, verticalmente fluyen</i></div>
<div class="NoSpacing">
<i>ríos horizontales. </i></div>
<div class="NoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Probablemente evocando al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Infierno</i> de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Dante, Zagajewski despierta la atención sobre
el fuego, realidad ambigua, que está presente en todo el poemario, y refleja un
aspecto particular de la existencia humana. Por una parte, el fuego despierta
el alma que lo contempla, hace brillar chispazos poesía. Pero ese mismo
elemento se encuentra prometido con la muerte, las cenizas, las ascuas, la
oscuridad. En esa contradicción, reflejo de la condición humana, ahonda el
poeta para descubrir el camino hacia la luz.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-91991377124825886432012-09-24T16:32:00.002+02:002012-09-24T16:35:34.687+02:00Christopher Morley: La librería ambulante<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVkBx5kllW_Gc6YGv_LYtB5EncuDiOxQMIi0KvlOCos62H4iviyuBKHICbY9z-4k9rMGcEUJ2uB2a_z_Dh77k3W9FXtVFin3uJS2Np80iQJRp_S1to9eC-_q_6sEZD5SWOW34U5XzXeH0/s1600/la-librer%C3%ADa-ambulante.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVkBx5kllW_Gc6YGv_LYtB5EncuDiOxQMIi0KvlOCos62H4iviyuBKHICbY9z-4k9rMGcEUJ2uB2a_z_Dh77k3W9FXtVFin3uJS2Np80iQJRp_S1to9eC-_q_6sEZD5SWOW34U5XzXeH0/s320/la-librer%C3%ADa-ambulante.jpg" width="204" /></a></div>
Me la recomendaron mucho y me la leí de un tirón. No quiero decir que sea una gran novela, ni siquiera muy buena. Quiero decir que me lo pasé bien y ya está. La contraportada dice que se trata de un mundo único y lleno de encanto, y no le falta razón. Se puede ser una persona encantadora y original, pero eso no equivale a ser un genio. En realidad uno conoce a mucha gente simpatiquísima con la que puede uno tomarse cinco cafés seguidos, aunque su conversación sea algo limitada. Y esto es lo que le sucede a la novela de Morley.<br />
Algún lugar de Nueva Inglaterra a comienzos del siglo pasado. Roger Mifflin es un librero ambulante que se las ingenia para venderle su carromato lleno de libros a una granjera solterona. La historia la cuenta la misma granjera, robusta y sanota como recién salida de un dibujo de <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Norman_Rockwell">Norman Rockwell.</a> El comienzo es realmente muy divertido, sobre todo por la ingenuidad yanqui de la protagonista y sus aventuras con el librero de la que inevitablemente se va a enamorar. Pero pronto la historia se vuelve previsible, las sucesivas aventuras se someten al mismo esquema y todo se termina resolviendo de la única manera que se le hubiera ocurrido a Frank Capra. En definitiva: un libro amable para quien ya ha visto cine clásico de Hollywood. Lo mejor es el planteamiento y alguna que otra reflexión interesante sobre el arte de la lectura. Como esta, por ejemplo:<br />
<br />
Creo que leer un buen libro te hace modesto. Cuando uno logra ver con lucidez el interior de la naturaleza humana, cosa que te proporcionan los grandes libros, uno siente la necesidad de hacerse pequeño. Es como mirar la Osa Mayor en una noche clara o como ver el amanecer en invierno cuando uno va a recoger los huevos por la mañana. Y cualquier cosa que te haga sentirte pequeño es maravillosamente buena.<br />
<br />
(Christopher Morley: <i>La librería ambulante</i>, Cáceres, Periférica, 2012). Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-38915260904604862602012-09-18T19:24:00.000+02:002012-09-18T19:26:18.847+02:00Fred Vargas: Sin hogar ni lugar<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdzv6V3kQkxGrPF3lXY44ecvOUzsU451DdPAHamtKMZmmq6cAl-67dOxuKs8_RElZ_XnKHnu5pyp6vE7ckoJnxiPyQ90Zjtk6635w4PzrXDXUpJG6qQuR7gSKZIDdl6YBtG0nBEcehf8M/s1600/Vargas-Fred-Sin-Lugar-Ni-Hogar-Libro-529284061_ML.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdzv6V3kQkxGrPF3lXY44ecvOUzsU451DdPAHamtKMZmmq6cAl-67dOxuKs8_RElZ_XnKHnu5pyp6vE7ckoJnxiPyQ90Zjtk6635w4PzrXDXUpJG6qQuR7gSKZIDdl6YBtG0nBEcehf8M/s1600/Vargas-Fred-Sin-Lugar-Ni-Hogar-Libro-529284061_ML.jpg" /></a>Hoy en día toda buena novela policíaca no sólo debe
entretener al lector con un caso ingenioso y atractivo, sino que se enfrenta a
la tarea de retratar los males de un mundo en donde el crimen, el Mal con mayúscula,
forma parte de la vida cotidiana. El éxito de muchos narradores del género
reside, más que en proponer acertijos, en desnudar las lacras de una sociedad
en crisis. Léanse, sin ir más lejos,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>las
novelas de Mankell y la Suecia
contemporánea, pero también Vázquez Montalbán, Camillieri y, antes, Simenon,
Hammett, etc. Fred Vargas es una competente novelista que ha hecho lo
propio con la Francia actual, con sus enormes bolsas urbanas de descontentos y
marginados que se arraciman en arrabales donde la violencia se ha hecho noticia
conocida por todos.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div>
<div class="MsoNormal">
Seguramente el gran acierto de la autora está en presentar
un equipo investigador formado por marginales, gentes que viven fuera del
sistema pero que no se identifican necesariamente con el estereotipo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">outsider</i> aireado por los medios de
comunicación o ciertos sectores bienpensantes. Es decir, los detectives no son,
por ejemplo, mujeres, inmigrantes, negras y lesbianas, sino tres tipos
estrafalarios cuya única pasión conocida es la lectura e investigación<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>históricas, lo cual les ha llevado, por
distintos caminos, a la ruina económica y la soledad existencial. Los tres
solterones viven juntos en un edificio semiabandonado, pero se han adjudicado
cada uno de ellos un piso de acuerdo con sus preferencias cronológicas: el
sótano es para el apasionado de la arqueología, la planta primera para el
medievalista y el ático para el especialista en la Primera Guerra Mundial. Este
singular grupo de detectives aficionados lo capitanea un policía retirado,
conocido como “el Alemán” y cuya conducta es no menos extravagante. </div>
<div class="MsoNormal">
Con este grupo de personajes es fácil suponer que la novela
abunda en episodios disparatados, algunos francamente divertidos. Pero, además,
la inteligencia de los protagonistas corre pareja con su falta de sentido
práctico y un sentido quijotesco de las cosas que les lleva a iniciar una
investigación que debe de exculpar a un retrasado mental como principal
sospechoso de una serie de asesinatos. Vargas cuenta con agilidad y juega con
el lector a través de varias pistas falsas, dos bazas importantes del género
policial, y todo esto lo adoba con un lenguaje irónico, a veces duro y
desgarrado. El resultado final es una novela convincente y entretenida.<span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">(Fred Vargas: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sin hogar
ni lugar</i>, Madrid, Siruela, 2007). </span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-40018898892810856442012-09-06T07:32:00.001+02:002012-09-06T07:32:24.938+02:00Sally Salminen: Kathrina<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-top: 6.0pt; text-align: justify;">
Al leer hoy la
historia de <i>Katrina</i>, publicada en
1936 y ambientada entre 1870 y 1920, podemos caer en la tentación de pensar que
su vida nada tiene que ver con la nuestra o, al menos, con la de quienes
vivimos en el primer mundo. Sin embargo, aún hay, en los países en vías de
desarrollo, millones de mujeres que luchan para sacar delante a sus familias
con la misma escasez de medios e idéntica tenacidad. Por eso, cuando se
recuerda que el exceso de todo lo necesario se vivió también en el mundo
desarrollado, y que muchas familias vuelven a ver de cerca la escasez, empieza
a pensarse que tal vez uno de los mensajes que transmite esta novela finlandesa
sea muy actual. El recio carácter de Katrina tiene todavía mucho que decir. Su
fortaleza ante la adversidad y su falta de autocompasión son un desafío al que
se nos convoca en este remoto relato que transcurre en una isla del sur de
Finlandia hace ya un siglo. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-top: 6.0pt; text-align: justify;">
La protagonista
comete un error de juventud: no acepta a ningún pretendiente de su aldea y se
casa con el primer extranjero que aparece por allí bajo la promesa de que, en
su tierra, los manzanos crecen por doquier. Pero cuando se da cuenta de su ligereza,
de que ha vendido su reino por unos manzanos, no mira atrás… Incluso consigue
enamorarse de un esposo fanfarrón y sin fundamento, un hombre de buenos
sentimientos pero que no vale como compañero, ni como padre. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-top: 6.0pt; text-align: justify;">
Tal vez la
novela peca a veces de algo esquemática en su desarrollo. Pero contiene, aparte de sus valores
humanos, muchos episodios de una gran fuerza emotiva. La protagonista, por
ejemplo, acaba plantando un manzano por cada uno de sus hijos y por su marido. Esos
manzanos con los que soñaba de joven. Y de pronto intuye cuándo ha muerto uno
de sus hijos porque el manzano que llevaba su nombre es derribado una noche por
una fuerte tormenta. Sin embargo, su vida nunca se rompe. Cuando nos den ganas
de arrugarnos por un quítame allá esas pajas, cuando nos enroquemos por tal o
cual falta de satisfacción personal, quizás la historia de <i>Katrina</i> pueda servir de ayuda.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-top: 6.0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-top: 6.0pt; text-align: justify;">
Sally Salminen: <i>Katrina</i>, trad. de Francisco Torres Ferrer y L. Vegas López, Madrid, Palabra, 2012, 526 págs
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-46658776447667942012012-06-13T10:45:00.003+02:002012-06-13T10:47:04.085+02:00Claudia Piñeiro: Betibú<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfrAmo32TEBtjTyifkS3Pd_QBHjtvtJci5mYHQYQOcSAW1UdI88LlH5RF5CTGyHKyp90UYyoWOIRF74ADZJlqLfqXYViAToIFWFvvR9ETM4JclcLybGiMb5kcpyl9mIEH2gAV3eIU1DkI/s1600/portada-betibu.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfrAmo32TEBtjTyifkS3Pd_QBHjtvtJci5mYHQYQOcSAW1UdI88LlH5RF5CTGyHKyp90UYyoWOIRF74ADZJlqLfqXYViAToIFWFvvR9ETM4JclcLybGiMb5kcpyl9mIEH2gAV3eIU1DkI/s320/portada-betibu.jpg" width="194" /></a> Un conocido hombre de negocios
aparece degollado en su domicilio. Su criada ha encontrado el cadáver. Un
periodista joven, que se deja ayudar por otro viejo y experto, comienza a investigar.
Pronto van a sucederse otras muertes misteriosas… Todos hemos leído cientos de
novelas o visto miles de películas con estos ingredientes. La última novela de
Claudia Piñeiro (Buenos Aires, 1960) es un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">patchwork</i>
de estereotipos de la novela policial y de suspense. El mismo espacio en el que
la autora vuelca su historia–un exclusivo country club a las afueras de Buenos
Aires-, ya lo ha tratado en su novela más famosa, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las viudas de los jueves</i>. Sin embargo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Betibú</i> se deja leer muy bien, nunca da la impresión de caer en la
vulgaridad. ¿Por qué? Posiblemente se deba a dos motivos: uno, está bien
escrita, siempre con ese tono neutro a lo Vargas Llosa o Manuel Puig; dos,
consigue mostrar un personaje alrededor del cual va enhebrando toda la acción.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ese personaje es Nurit Iscar,
conocida por algunos como Betibú, por su parecido con Bety Boop, la heroína de
cómic. Betibú es una mujer de mediana edad, ex periodista, ex escritora,
inteligente, agnóstica, divorciada y con una vida sentimental a la deriva. El periódico
para el que trabajó le pide que redacte una crónica diaria desde el country
club donde se ha producido el crimen. Enseguida sus pesquisas hacen que trabaje
en equipo improvisado con los dos periodistas que también están cubriendo el
suceso. Lo más valioso no está, quizás, en el modo con que se va hilando la
trama, ni en el hecho de que la protagonista sea una mujer decidida (a estas
alturas otro tópico de la novela policial de hoy) sino en cómo vamos
descubriendo a la protagonista, sus dudas y contradicciones, las relaciones con
sus hijos, las amigas que la rodean y forman con ella casi otra familia. Nuria,
es decir, Betibú, es hija de una sociedad burguesa y posmoderna que existe en
Buenos Aires igual que en Madrid, Londres o París, todo esto sin que ella
pierda su inconfundible argentinidad. Sus lazos afectivos tienen que
recomponerse continuamente al ritmo que la vida le va imponiendo. Son reales la
crudeza o el desenfado con que encara ciertas situaciones o las dificultades
que atraviesa para intenta comprenderse. Otros personajes resultan también un
acierto, particularmente el “pibe de policiales” (nunca se conoce su nombre),
siempre colgado de su blackberry. El mundo de internet está reclamando su sitio
en la literatura. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En definitiva, Piñeiro vuelve a
ofrecer otro producto comercial, pero de calidad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Claudia Piñeiro: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Betibú</i>,
Madrid, Alfaguara, 2011, 354 págs., 18, 5 euros. </div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-17151915361120374862012-05-30T12:59:00.002+02:002012-05-30T13:00:58.908+02:00Aquilino Duque: Memoria y ficción en las letras españolas de trasguerra<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4P-YSkYMoZokdbH8mf4PuqitOllRkLTK_W3ooRWtb2s7LHUegrEAu9OscQRfAZA4S-kEwFQP9IlywepC2t1ytkDpmu6cpMYdG5rKcNl5eAJfHWh18E-MHw0M0oa-dbE9P5546CDRVECk/s1600/memoria-y-ficcion-en-las-letras-espanolas-de-trasguerra-colgeneral-21.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4P-YSkYMoZokdbH8mf4PuqitOllRkLTK_W3ooRWtb2s7LHUegrEAu9OscQRfAZA4S-kEwFQP9IlywepC2t1ytkDpmu6cpMYdG5rKcNl5eAJfHWh18E-MHw0M0oa-dbE9P5546CDRVECk/s200/memoria-y-ficcion-en-las-letras-espanolas-de-trasguerra-colgeneral-21.jpg" width="200" /></a> De un tiempo para acá viene
reclamándose que se reescriba la historia literaria de España después de la
Guerra Civil. No todo pudo ser un “páramo cultural”: ni se fueron todos los
escritores al exilio, ni los jóvenes partían de la nada absoluta por muy duros
que fueran el aislamiento internacional y la censura franquista. Ciertamente
una de las dos España dejó de contar por unas décadas, pero eso no quiere decir
que la otra estuviera integrada exclusivamente por bárbaros ignorantes. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No obstante, todavía quedan
muchos mitos y prejuicios que demoler hasta llegar a una visión menos parcial
de lo que fueron las cosas en el ámbito cultural. Este nuevo ensayo de Aquilino
Duque pretende reivindicar la obra de siete notables figuras de esa orilla
católica y conservadora hoy marginada por la mayoría de los manuales e
historias al uso. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el prólogo el autor renuncia a
darle un capítulo a Cela, en parte porque –según él- no lo necesita, en parte
porque –me parece- nuestro Nobel se sale del aire de familia que tienen los
autores tratados: José María Pemán, Rafael Sánchez Mazas, Wenceslao Fernández
Florez, Ramón Gómez de la Sena, los hermanos Villalonga y Vicente Risco. El
naturalismo tremendista de Cela está muy lejos de cualquiera de ellos. Pero
esto no quiere decir que la estatura literaria de cualquier miembro de esta
serie no sea de consideración. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El bosque
animado </i>es la mejor novela del siglo XX, según afirma Aquilino Duque y tal
vez no le falte razón. Las semblanzas de otras obras hoy preteridas (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rosa Krüger</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Miss Giacomini</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La puerta de
paja</i>) invitan al lector a buscarlas y disfrutar de un pasado literario
injustamente desconocido. </div>
<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt;">El elogio más discreto que se puede dar del estilo de Aquilino Duque es
su brillantez. Con una gracia y una desenvoltura amenísimas el libro va
repasando hechos y textos, al mismo tiempo que reclama con tono desafiante una
relectura menos tópica de nuestro pasado. Así, se nos recuerda que el exilio,
por ejemplo, no produjo novelas de la talla de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La familia de Pascual Duarte</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
bosque animado</i>; o que los problemas y malas interpretaciones políticas
podían darse también en el seno del régimen; o que la posibilidad de una novela
“católica” en España no era asimilable a la que se dio en Francia o Inglaterra,
donde el cristianismo intelectual era minoritario y problemático. Las anécdotas
suceden a las interpretaciones, porque este no es un libro académico sino un
ensayo personal en el que el autor, novelista y poeta al fin, interrumpe su
discurso para gastar una broma, se enfada con las opiniones políticamente
correctas y, sobre todo, dialoga con sus colegas y maestros, algunos de los
cuales conoció de cerca.</span><br />
<br />
<div class="MsoNormal">
Aquilino Duque: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memoria
y ficción en las letras españolas de trasguerra</i>, Madrid. CEU San Pablo,
2012, 95 págs. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-41175973195754123912012-05-16T12:06:00.000+02:002012-05-16T12:06:54.899+02:00Elena Garro: Los recuerdos del porvenir<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1yKN49dnF-cxfuchytHmyAd2QCztcuTeQzFIKmXBwF8RNV25V60JvInf4Vr_6hukp8n9MVTaTMhozEb26H_MMNbkONDKu8G1_A5QDTQlv5EAHCjLkNPSbPFpxYfN_SMBSxX0kIkDka_k/s1600/%C3%ADndice.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1yKN49dnF-cxfuchytHmyAd2QCztcuTeQzFIKmXBwF8RNV25V60JvInf4Vr_6hukp8n9MVTaTMhozEb26H_MMNbkONDKu8G1_A5QDTQlv5EAHCjLkNPSbPFpxYfN_SMBSxX0kIkDka_k/s1600/%C3%ADndice.jpeg" /></a>La edición española de esta gran novela mexicana colma una
laguna entre nuestros lectores que hacía falta rellenar. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los recuerdos del porvenir</i> (1963) se editó cuatro años antes que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cien años de soledad</i>. No es casual esta
precedencia: Muchas de las situaciones y personajes de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los recuerdos del porvenir</i> pueden recordar al mejor García Márquez
sin el peligro de recordar mejor a García Márquez (como ocurre con
Isabel Allende). El estilo de Elena Garro (1920-1998), elegante, lírico,
sugerente, tiene personalidad. </div>
<div class="MsoNormal">
La revolución de los cristeros –en los años veinte del
pasado siglo-, es el momento histórico elegido para situar la acción. La novela
da cuenta de las brutales represiones del gobierno contra los católicos en un
pueblo del interior Ixtepec. Sin embargo, no estamos ante un panfleto de denuncia ni siquiera de una
novela de acción. Como el título indica, el libro es una reflexión sobre el paso
del tiempo. Ixtepec es la cifra y el resumen de toda una sociedad, al igual que
el Macondo de García Márquez. Y como cualquier espacio mítico, el transcurrir
de los días no se cuenta de manera normal. El destino marca las vidas de los
quienes habitan en este mundo aislado y reducido, de tal forma que no son
capaces de salir de él. </div>
<div class="MsoNormal">
Quizá por todo esto los personajes viven dominados por un
fatalismo casi mágico, sin que sepamos muy bien por qué. Están todos marcados
por los recuerdos de un pasado que los determina en adelante. En lugares así,
no es extraño que sucedan hechos maravillosos o extraordinarios. Elena Garro
anticipó con esta novela, obra maestra de la literatura mexicana, lo que luego
vendría a conocerse mundialmente como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">realismo
mágico.</i></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Elena Garro: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los
recuerdos del porvenir</i>, Madrid, 451, 2011. <i><br /></i></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-63064084172287337762012-04-06T07:06:00.001+02:002012-04-06T07:06:40.276+02:00Stefan Zweig: Mendel el de los libros<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTEWI-fPrY4Ra2EXEevb6LTrp50TWakSAQVEyJkChFlfJoGjA5DQwpOp3Ero9J5XcB1yoz2fm_Hj0d8P8qo63hvlDlSeRHB8dn24jZvtx2L70bKy6UeJfWdEZFRO4kFaVbbMCq9xrLTfY/s1600/images+(1).jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTEWI-fPrY4Ra2EXEevb6LTrp50TWakSAQVEyJkChFlfJoGjA5DQwpOp3Ero9J5XcB1yoz2fm_Hj0d8P8qo63hvlDlSeRHB8dn24jZvtx2L70bKy6UeJfWdEZFRO4kFaVbbMCq9xrLTfY/s1600/images+(1).jpg" /></a>Este pequeño y precioso libro se concentra en la mínima historia de un librero judío durante la Viena de la Gran Guerra. Jakob Mendel tiene una retentiva casi tan extraordinaria como la de Funes el memorioso pero, a diferencia del personaje borgiano, su capacidad no es una desgracia, sino un don del cielo. Amurallado frente a la realidad por sus queridos libros, pasa treinta años trabajando en una mesita del café Gluck. Sin embargo, una casualidad absurda termina con su encierro, cuando sea acusado injustamente de espionaje durante la guerra.<br />
En 1929 Zweig imagina una fábula sobre la progresiva destrucción de un mundo, el del humanismo, encarnado en un pobre hombre enamorado de la cultura. La aniquilación de la memoria, del hombre y de sus libros, quizá fue un tema que atrajo al judío Zweig. Y toda la historia parece converger en esta redonda frase final que parece rebelarse contra las enseñanzas del <i>Eclesiastés</i>:<br />
"Los libros sólo se escriben, para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido."<br />
<br />
Stefan Zweig: <i>Mendel el de los libros</i>, Barcelona, Acantilado, 2009 (trad. Berta Vias Mahou)Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-55978906158476199632012-03-16T16:30:00.003+01:002012-03-16T16:31:11.963+01:00Eduardo Halfón: Mañana nunca lo hablamos<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span"><span style="color: #666666;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0h8-IPwgTdAgdBZNGwhGNgHuZY9WoZmAXfkltgbO_pkxFFDNpCKcidTmFMaE3Z0Z7rS5psVszesxIalnJPuWddxG5lrn3tWQAIGfKpQODBaDXPh2wxCLybBmOVEgr3kovLhOXYHJ1H_I/s1600/images.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0h8-IPwgTdAgdBZNGwhGNgHuZY9WoZmAXfkltgbO_pkxFFDNpCKcidTmFMaE3Z0Z7rS5psVszesxIalnJPuWddxG5lrn3tWQAIGfKpQODBaDXPh2wxCLybBmOVEgr3kovLhOXYHJ1H_I/s1600/images.jpeg" /></a><span class="apple-style-span"><span style="color: #666666;">Los recuerdos de infancia de un muchacho centroamericano
de los años setenta pueden resultarnos más o menos lejanos, de acuerdo con la
curiosidad de cada quien. Sin embargo, este libro del guatemalteco Eduardo Halfón
(Ciudad de Guatemala, 1971) tiene la suficiente calidad como para atraer la
atención de cualquier buen lector. Son diez episodios de la vida del escritor,
nacido en una familia acomodada de origen judío. El gran terremoto de 1976, la
experiencia de un tumor cerebral o unas sesione adivinatorias con los restos de
un café, son algunas de las vivencias que el autor invoca con rara expresividad
y estilo contenido. Más allá del estrecho círculo de la infancia, de la burbuja
idílica de amigos y familiares, hay un mundo de miseria y prejuicios que el
niño narrador apenas intuye, pero que poco a poco se va desvelando. El modo con
que se divisa esa frontera impuesta por los adultos –eso de lo que nunca se
habla-, es el hilo común que engarza todos los capítulos del libro.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span"><span style="color: #666666;">¿Memorias de infancia o volumen de cuentos? Al lector
común esta cuestión le importará relativamente poco. Lo que de verdad interesa
es señalar la alta calidad de su escritura .</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span"><span style="color: #666666;">Eduardo Halfón: <i>Mañana nunca lo hablamos</i>, Valencia, Pre-textos, 2011. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span"><span style="color: #666666;">(publicado en <i>Nuestro tiempo</i>, enero-febrero 2012) </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-7386954560215206072012-02-27T21:14:00.001+01:002012-02-28T10:27:51.080+01:00Clara Obligado: El libro de los viajes equivocados<br />
<div class="MsoNormal">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVhcorPXnIsW-4ZYSzjwnFVj3ABbEA3_j8WyJKVDfjEjBPNs_DyqSJrRzaRHrKf1IIjUHKw3cBdWhD9DwtFtNtnR0ZQEIk5_G9JJzMp5lXKKXH653Dd_e6bol-D-V97nYiNp_7yS1s0mQ/s1600/9788483930526_04_l47.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVhcorPXnIsW-4ZYSzjwnFVj3ABbEA3_j8WyJKVDfjEjBPNs_DyqSJrRzaRHrKf1IIjUHKw3cBdWhD9DwtFtNtnR0ZQEIk5_G9JJzMp5lXKKXH653Dd_e6bol-D-V97nYiNp_7yS1s0mQ/s200/9788483930526_04_l47.jpg" width="125" /></a>El viaje como metáfora del paso del ser humano por la tierra: este es el primer hilo que nos conduce de un cuento a otro por un recorrido tan variado como imaginativo. Clara Obligado, escritora de frontera entre España y Argentina, ha escrito un libro sobre el azar, la fugacidad y el desasosiego; libro surcado por toda clase de itinerarios: peregrinaciones de seres humanos o de animales prehistóricos, traslados libres o forzosos en trenes sin destino preciso, desplazamientos en taxis urbanos, travesías de emigrantes, caminatas por la playa, y ese viaje final para todos nosotros que es la muerte. No concede respiro al lector tanto movimiento: la indefensión de los personajes ante una realidad tan ligera es la misma que se puede sentir ante un suelo que tiembla bajo nuestros pies. </div>
<div class="MsoNormal">
El otro hilo con el que podemos comprender el dibujo complejo de este libro es el de la espiral. Como la autora indica en unas palabras preliminares y en el caligrama con que se cierra el volumen, la forma de la espiral representa la sofisticada arquitectura que entrelaza todas las historias. Una unidad secreta se descubre en las repeticiones de escenas, palabras, imágenes, personajes a lo largo del relato. Esa chica pelirroja que se va en el tren con el que comienza "El silencio", puede (o no) ser la protagonista de "Albania"; aquellos viejos que la pareja de Madison ve en Buenos Aires son los emigrantes polacos de otro cuento; la estación de tren de Angulema, una playa de Normandía, el mamut ahogado en Siberia, una misteriosa muchacha llamada Lyuba, son otras tantas presencias que aparecen y desaparecen en cuentos en apariencia muy distintos entre sí.<br />
¿Qué hay detrás de tanta variedad de escenas y personajes? ¿Sólo un juego ingenioso de ecos y circularidades? Me parece que no. En la primera página vemos a Lyuba tumbada al sol en la playa. Una caracola le pincha en la espalda. Líneas más abajo la cámara enfoca su ombligo. Con estas dos imágenes se nos señalan muchas cosas: la estructura del libro, por supuesto, que discurre como la forma de la caracola y el ombligo. Pero también el aspecto circular y repetitivo del tiempo; y aún más, ese carácter central, de omphalos, del ombligo femenino, origen simbólico de la vida. ¿La Mujer como centro del mundo? Pues quizá...</div>
<div class="MsoNormal">
<b><br /></b></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
<br />
Clara Obligado: <i>El libro de los viajes equivocados</i>, Madrid, Páginas de espuma, 2011.
</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-44728709179100945242012-01-20T19:34:00.001+01:002012-01-20T19:36:48.662+01:00Edmund Crispin: La juguetería errante<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqB8WZZE3oLVs6doICO-tAFwF9rcRg6aJRJWmpcgDGgzGM8lXtGkUQtM9W9AjFS2lwEfSRrwITRzexX51dS5lVF49MC3PESeuBgEgp797UsZFpZqZVDcUIPZM6ieyQxM-hTQxjNjiuh9o/s1600/fit-230x360.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqB8WZZE3oLVs6doICO-tAFwF9rcRg6aJRJWmpcgDGgzGM8lXtGkUQtM9W9AjFS2lwEfSRrwITRzexX51dS5lVF49MC3PESeuBgEgp797UsZFpZqZVDcUIPZM6ieyQxM-hTQxjNjiuh9o/s320/fit-230x360.jpg" width="211" /></a>Pocas novelas tan divertidas y, al mismo tiempo, tan literariamente artificiales como <i>La juguetería errante</i>. He de reconocer que me lo he pasado muy bien leyéndola.Todo aquí es muy <i>british</i>: el ambiente oxoniense, el humor absurdísimo, la investigación concebida como un pasatiempo y esos estudiantes que paladean un madeira mientras hacen observaciones cínicas sobre el equipo de remo de la Facultad. La pareja protagonista no puede ser menos inverosímil: un poeta muerto de hambre y un profesor de literatura medio chiflado. Entre los dos llevan a cabo la investigación en medio de un Oxford de los años treinta, en donde una serie de coincidencias imposibles los va llevando a la resolución final del enigma. A diferencia de la mayor parte de las novelas policiales, incluso las de tradición inglesa a las que se adhiere Crispin, aquí nada se toma en serio. Ni siquiera el mismo caso. Los diálogos de los dos detectives aficionados, Cadogan y Fen, son demasiado absurdos. Como muestra este botón: a los dos los acaban de golpear unos individuos y los han atado de pies y manos. Entonces, para matar el tiempo, recurren al siguiente pasatiempo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Vamos a jugar a los Libros Infumables -sugirió Fen.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Vale. El <i>Ulises</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Vale. Todo Rabelais.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Vale. El <i>Tristram Shandy</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Vale. <i>La copa dorada</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Vale. <i>Rasselas</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
-No,a mí me gusta <i>Rasselas</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Santo Dios, bueno, pues entonces <i>Clarissa</i>!</div>
<div style="text-align: justify;">
-Vale, <i>Titus</i>... (pág. 130)</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Quizás algunas de las persecuciones grotescas en bici, en camión o en piragua que pueblan la novela puedan recordar a <i>El hombre que fue Jueves</i>. Pero Chesterton, en medio de la broma, era un señor más serio. Salvo quizás alguna conversación al final, toda la novela es un gran cachondeo a costa, entre otros, del género policial, la Universidad de Oxford, las viejecitas inglesas y las novelas de Jane Austen. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Edmundo Crispin: <i>La juguetería errante</i>, trad. José C. Vales, Madrid, Impedimenta, 2011.</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-40972997876513536832012-01-12T17:16:00.003+01:002012-01-12T17:19:23.792+01:00Enrique Krauze: Redentores. Ideas y poder en América Latina<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGQl9_TrCbtQt63rcOehv9ktlaptNLkmnFHkYumGQKNx98_2NBvV6jlop-Y7JzWgiXXFZHzpVNt3XXaarGj1rZ9wE1Cb0AGLbB1nICLtTiyz4cu6tm3MwjZKPiWjI93eHDCZp8bB-XGYA/s1600/51kl6XX0OpL._AA115_.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGQl9_TrCbtQt63rcOehv9ktlaptNLkmnFHkYumGQKNx98_2NBvV6jlop-Y7JzWgiXXFZHzpVNt3XXaarGj1rZ9wE1Cb0AGLbB1nICLtTiyz4cu6tm3MwjZKPiWjI93eHDCZp8bB-XGYA/s200/51kl6XX0OpL._AA115_.jpg" width="200" /></a>.El autor de este libro es quizá
uno de los nombres mayores del ensayo hispanoamericano actual. Historiador de
conocida trayectoria, entre sus muchos libros se encuentran piezas maestras del
género biográfico, como su monumental <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Biografía
del poder</i>, que recorre la trayectoria de los principales prohombres de
México desde la
Independencia hasta los últimos presidentes del PRI. Una
estructura semejante ha guiado esta última entrega suya, en la que desarrolla
los hechos e ideas de figuras relevantes del pensamiento y la acción política
en Hispanoamérica a lo largo del pasado siglo.
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La primera parte del libro esboza
cuatro retratos imprescindibles de intelectuales de principios del siglo XX:
Martí, Rodó, Vasconcelos y Mariátegui. Se trata de cuatro figuras colosales,
cada una a su manera, que representan el papel singular del letrado en la
escena pública hispanoamericana. El análisis que aporta Krauze no es demasiado
original en ninguno de los casos, pero salta a la vista su capacidad narrativa
y su conocimiento profundo de la obra de alguno de ellos, como José
Vasconcelos. Las semblanzas posteriores abren el campo de observación a hombres
y mujeres de acción, frente a los intelectuales, aunque a veces se confundan
los planos, como es el caso del Che Guevara. La lista que promete Krauze es tan
sugerente como variada. Además del mentado icono de la Revolución, están
Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Eva Perón, Mario Vargas Llosa, Hugo
Chávez, Samuel Ramos y el Subcomandante Marcos. Llama la atención la
desigualdad de trato entre uno y otro. No me refiero a la inevitable y
necesaria parcialidad del ensayista. Los personajes más amables desde su óptica
son aquellos que, como Paz o Vargas Llosa, se sienten de vuelta de ideales que
sólo conducen a la violencia y la falta de libertades. El problema reside, más
bien, en la irregularidad de tonos y espacios. Así, a la amplísima y amistosa
biografía de Paz –maestro de Krauze, no lo olvidemos-, le sigue otra demasiado
breve de Evita. Una figura así de incómoda, contradictoria y egolátrica,
merecía mucho más. Lo mismo se puede decir del capítulo de Chávez: más que una
biografía es una diatriba política. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para Krauze los anhelos redentores
de líderes e intelectuales son, en general, nefastos para las naciones que
pretenden salvar. Su ideario neoliberal, basado en pensadores como Berlin o
Popper, le lleva a desconfiar de las utopías revolucionarias, aunque
lamentablemente su discurso no termina de armarse de forma consistente. Las
biografías, en muchos casos apasionantes, son demasiado dispersas como para
poder seguir un hilo argumentativo común. El epílogo, poco más de diez apretadas
páginas, esboza unas conclusiones que requerirían mayor análisis. Atribuir, por
ejemplo, al catolicismo de la época colonial la raíz de estos redentorismos
intransigentes no deja de ser una lectura simplificadora de Max Weber. También
ha habido salvapatrias en otras culturas con un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">background</i> muy distinto, incluso en regiones protestantes. El
nazismo hitleriano prendió mejor en la Prusia luterana que en la Baviera o la Austria católicas. El
continuo rebrotar de esa semilla seudomesiánica hubiera requerido de un
análisis más demorado y complejo. Pero, en cualquier caso, he aquí un libro que
presentará a muchos lectores una galería atractiva de un grupo de figuras
esenciales de la historia hispanoamericana del siglo XX.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Enrique Krauze: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Redentores. Ideas y poder en América Latina</i>,
Barcelona, Debate, 2011, 582 págs </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(publicado en <i>Aceprensa</i>)</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-71353199708884167682011-12-09T12:52:00.001+01:002011-12-09T12:55:21.099+01:00Muriel Spark: El asiento del conductor<br />
<div class="MsoNormal">
Lise, una mujer todavía joven y atractiva, viaja a Italia
con un oscuro propósito que se va revelando al lector al poco tiempo de iniciar
la lectura: La protagonista busca con toda seriedad un hombre que la asesine
muy lejos de su patria. Con un estilo seco y un humor negro que entra de lleno
en el cinismo, Muriel Spark va detallando la peripecia de una mujer a la deriva
de sí misma.
</div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDK9WZD-DgnXmLiz3rnb8kVZ57Ah_kFSyTXronKLSPfXVm_WyjuJ1PYmXopPJgIZWXBHYU_QF3Q4pvetfJSm-IyeMk1F8WGGjjERboB9NxqsAB0coPbxhYCg7rOZaECyMFS3hA_cLNRrQ/s1600/el-asiento-del-conductor.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDK9WZD-DgnXmLiz3rnb8kVZ57Ah_kFSyTXronKLSPfXVm_WyjuJ1PYmXopPJgIZWXBHYU_QF3Q4pvetfJSm-IyeMk1F8WGGjjERboB9NxqsAB0coPbxhYCg7rOZaECyMFS3hA_cLNRrQ/s320/el-asiento-del-conductor.jpg" width="205" /></a>Hace bastantes años el título original de la novela (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">A Driver’s Seat</i>) se tradujo de forma
quizá chistosa para la época (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mujer al
volante</i>), pero muy poco adecuada para la actual. Lo cierto es que una
posible interpretación de la historia tendría que ver con la violencia de
género, drama que, por cierto, sufrió la misma Muriel Spark en su vida. Sin
embargo, el problema, en la novela es bastante complejo, pues es la mujer quien
persigue su propia destrucción.</div>
<div class="MsoNormal">
Qué lleva a Lise a tomar una decisión tan terrible es quizá
la pregunta decisiva de toda la novela. Spark, fiel a sí misma, no da
demasiadas explicaciones. <span style="color: #333333;">Desde
un punto de vista puramente formal, lo interesante es el punto de vista,
siempre exterior al personaje, de forma que nunca sabemos con completa certeza
por qué actúa de una forma tan extravagante. </span>Pero algunas pistas van
apareciendo aquí y allá. Una cadena de desdichas afectivas y la falta de
asideros morales son algunas de las respuestas que sugiere el relato. Más que
la historia de una búsqueda macabra, esta novela gira en torno a una huida
desesperada. Es la fuga de una mujer desquiciada por una sociedad fría,
materialista y egoísta, que, desde la óptica de la autora, se identifica con la
moderna Gran Bretaña. Alguna vez se ha dicho que la obra literaria de Muriel
Spark se acerca, por su desgarro, a la de una Patricia Highsmith o una Iris
Murdoch. Sin negar el parentesco, no es menos cierto que la fe católica de la
escritora escocesa proporciona también otra dimensión a su peculiar sentido de
la sátira. El Evelyn Waugh de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un puñado
de polvo</i>, con su repertorio de individuos grotescos y desorientados, es tal
vez uno de sus referentes más claros. Sin una perspectiva trascendente, los
personajes de una sociedad neopagana acaban desquiciados. No es otra cosa lo
que le sucede al protagonista de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
asiento del conductor</i>, que termina por desear su inmolación en un país
ajeno donde ella se sienta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">alguien</i>,
aunque sólo cumpla el papel de víctima.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
(Muriel Spark: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
asiento del conductor</i>, Zaragoza, Contraseña. 2011, 136 págs.) </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-1340950601992229742011-09-20T12:20:00.001+02:002011-09-20T12:23:45.348+02:00Juan Gabriel Vásquez: El ruido de las cosas al caer<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtdcNpUymWrqc69jrUwa2ISeyz-gGD5AupmEa5R9JSySiXNnV057neJhc5laJuJELPOkNVItJMX9i7Z7U6op20Ov0rzqYbQ_y63SdHy_sTck8p6AwAkd-qEUvWJ-P2QOZriXrS-XpqVQ8/s1600/col-vazquez-ruido%252Bcosas%252Bal%252Bcaer.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtdcNpUymWrqc69jrUwa2ISeyz-gGD5AupmEa5R9JSySiXNnV057neJhc5laJuJELPOkNVItJMX9i7Z7U6op20Ov0rzqYbQ_y63SdHy_sTck8p6AwAkd-qEUvWJ-P2QOZriXrS-XpqVQ8/s320/col-vazquez-ruido%252Bcosas%252Bal%252Bcaer.jpg" width="200" /></a>Premiada con
el Alfaguara de este año, la última novela de Juan Gabriel Vásquez (Bogotá,
1973) se localiza en la
Colombia de los años setenta, cuando el narcotráfico empieza
a desplegar toda su ominosa presencia en el país. Un joven profesor de Derecho,
Antonio Yammara, se hace amigo de un hombre de mediana edad atormentado por una
oscura historia, Ricardo Laverde. Por un trágico azar, el protagonista está
junto a Laverde cuando este es asesinado en medio de la calle. Yammara, que ha
resultado herido de gravedad, queda profundamente conmocionado por la
experiencia y su vida, hasta entonces burguesa y tranquila, se transforma. A
partir de ese momento, su matrimonio empieza a entrar en una lenta deriva
mientras él trata de comprender el pasado de su amigo desaparecido.
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Como todas las
tragedias, el final se conoce de antemano y el destino de Laverde (al igual que el del
resto de los personajes) está escrito y es conocido, o intuido, por los
lectores casi desde el comienzo. Con el borroso recuerdo de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónica</i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> de una muerte anunciada</i> de García
Márquez, la novela se construye a partir de una investigación obsesiva en donde
los muchos detalles que van brotando aportan sólo una verdad muy relativa a los
hechos. Algún que otro episodio secundario, de hecho, no añade gran cosa al
conocimiento que busca Yammara, pero vale por sí mismos, casi como un cuento
independiente. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Lo mejor del
libro es, sin duda, la calidad del estilo con que está elaborado. Vásquez
domina una prosa tersa, elegante. El autor exhibe todo su talento en las
distintas atmósferas donde se desarrolla el relato. Son muy bellas sus evocaciones
del hermoso barrio de la
Candelaria, en Bogotá, o de la hacienda Villa Elena, en los
idílicos paisajes del interior. Se intuye una sólida formación literaria detrás
de algunas alusiones o del sofisticado andamiaje narrativo, pero nunca se cae en
el amaneramiento o el pintoresquismo. Además, la trama se va siguiendo con
interés y facilidad gracias a una dosificación inteligente de los elementos
principales del argumento. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
Por desgracia,
a mi modo de ver, estas expectativas se ven
algo defraudadas en el tramo final de la novela. Ciertamente su halo trágico justificaría
que la conclusión no depare demasiadas sorpresas, pero el lenguaje es innecesariamente
desgarrador y las acciones repetidas sugieren un efecto morboso algo pesado.
Tampoco parece convincente el afanoso anhelo del protagonista por esclarecer la
vida de su antiguo amigo, hasta el punto de enredarse en una aventura
autodestructiva en la que no falta un escarceo erótico sin trascendencia. No
está claro si el lector podrá identificarse con la obsesión que mueve toda la
novela. Por eso, de las dos historias que confluyen en la novela, la del
atormentado ex piloto de aviación y la del abogado prometedor, la primera acaba
por superar en verdad y en interés a la segunda. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18pt;">
Juan Gabriel Vásquez: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El ruido de las cosas al caer</i>, Madrid, Alfaguara,
2011, 259 págs. </div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-39165154061249478652011-09-17T19:20:00.000+02:002011-09-19T07:14:48.399+02:00Penelope Fitzgerald: La librería<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxSKMQelyDcCB8ycYjrtagKwiU5lfzqUJPBuOlp7EJix4YGwXHUdFq1n_tjhRARjfvdtYDK2jJ60CSYsS7KTBXE_39F-zQzCtG80XRdn2GcqiJmJknOneRNjPDX3BD5g7dbRNqOtUU1Oc/s1600/9788493760144%252B.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxSKMQelyDcCB8ycYjrtagKwiU5lfzqUJPBuOlp7EJix4YGwXHUdFq1n_tjhRARjfvdtYDK2jJ60CSYsS7KTBXE_39F-zQzCtG80XRdn2GcqiJmJknOneRNjPDX3BD5g7dbRNqOtUU1Oc/s1600/9788493760144%252B.jpg" /></a>Le eché el ojo a esta novela por dos motivos: </div>
<div style="text-align: justify;">
- uno, por la portada, que me pareció atractiva; </div>
<div style="text-align: justify;">
-dos, por la autora, que fue amiga de mi admirada Muriel Spark.<br />
Después de terminarla (es breve), me he convencido de dos cosas más, a saber:</div>
<div style="text-align: justify;">
-la razón número 1 no sirve, igual que no te puedes fiar de una chica sólo porque sea guapa, </div>
<div style="text-align: justify;">
-y la razón número 2 es inútil, porque los amigos de tus amigos no tienen por qué ser tus amigos.</div>
<div style="text-align: justify;">
El problema, creo, no está en que la novela no sea inteligente (que lo es) ni en que esté mal escrita (que no lo está ni mucho menos) . Como muestra de sus méritos, este botón: Un día, la protagonista, una inofensiva viuda de mediana edad, lleva su caballo enfermo al veterinario y este le dice que, para curar al animal necesita afilarle los dientes. Y pide ayuda a la mujer de la siguiente manera:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Ahora, señora Green, si pudiera usted sujetarle la lengua. No se lo pediría a cualquiera, pero sé que usted no se asusta.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Cómo lo sabe? -preguntó ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Dicen por ahí que está usted a punto de abrir una librería. Eso significa que no le importa enfrentarse a cosas inverosímiles.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En efecto, no le falta ironía de la buena. Entonces, ¿dónde falla? Para empezar, el argumento es sencillo, tal vez hasta demasiado plano. La protagonista decide poner una librería en un pueblecito inglés perdido allá donde Churchill perdió el puro. Enseguida todos los habitantes la miran con incredulidad y se desatan las habladurías. El resto de la historia es tan leve que no lo vamos a destripar. Además, los personajes me resultan poco consistentes. O tal vez es que el entorno me resulta poco cercano. Es el problema de las novelas que basan su atractivo en el ambiente que evocan, sobre todo si pertenecen a un mundo que desaparece como es el rural. Hace unos cuantos años intenté, con nulo éxito, explicar <i>El camino</i> de Delibes a unos estudiantes norteamericanos. No entendían nada y las relaciones humanas, extrañísimas para ellos, les interesaban menos aún. <i>La librería</i> pertenece a ese linaje abundante de novelas inglesas inteligentemente escritas y dotadas de un fino humor, pero que se ciñen demasiado al propio espacio del que han salido. No me cabe duda de que muchos matices suyos se pierden al cruzar el canal de la Mancha. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
(Penelope Fitzgerald: <i>La librería</i>, Madrid, Impedimenta, 2010, trad. Ana Bustelo)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-81086326150059044772011-09-15T07:35:00.003+02:002011-09-17T19:26:09.948+02:00Peter Englund: La belleza y el dolor de la batalla<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgceNd5dBBtR9Ms3pB1y6NSef04vTQ2iJtScABHvxWQMnDlBycZP0Ym1pP2u9NkfGUrFhqOk68pzd_5nWSsloXSoY01lbDKFRPQ3d1l-ijaxY3JzqPLs0sATAKMfP0VNNIhtB-tn0xw17A/s1600/9788499182520-Belleza_Y_El_Dolor_De_La_Batalla_La-Peter_Englund-ROCA-032011.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgceNd5dBBtR9Ms3pB1y6NSef04vTQ2iJtScABHvxWQMnDlBycZP0Ym1pP2u9NkfGUrFhqOk68pzd_5nWSsloXSoY01lbDKFRPQ3d1l-ijaxY3JzqPLs0sATAKMfP0VNNIhtB-tn0xw17A/s320/9788499182520-Belleza_Y_El_Dolor_De_La_Batalla_La-Peter_Englund-ROCA-032011.jpg" width="208" /></a>La mayoría de los libros de Historia siguen una línea continua y se rigen por una serie lógica de causa-efecto. Hitler llegó al poder, luego empezó su política de expansión, luego invadió Polonia, luego empezó la segunda guerra mundial, etc. Lo fascinante de este libro, por el contrario, es que renuncia a la Historia clásica para hablarnos de la Primera guerra mundial de forma discontinua y estableciendo correspondencias azarosas entre sucesos simultáneos. </div>
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Así explicado, puede resultar un tanto confuso, pero el esquema es muy sencillo y original. Peter Englund (historiador sueco y secretario de la famosa Academia de los Nobel) toma los testimonios autobiográficos (diarios, cartas, memorias) de veinte testigos y los va superponiendo uno tras otro. Cada capitulo abarca un pequeño episodio de la vida cotidiana de estos soldados, enfermeras, políticos, niños, mercenarios de múltiples nacionalidades. Los títulos informan del carácter próximo a la literatura de la narración histórica: "Paolo Monelli conversa con un muerto en el Monte Caroli", "Edward Mousley ve caer la nieve sobre Kastamonu", "Alfred Pollard resulta herido a las afueras de Zillbeke", "Willy Coppens es testigo de la metamorfosis de un insecto en persona", etc. A lo largo de seiscientas páginas vamos siguiendo los derroteros de estos personajes reales que se interrumpen para dejar paso a otro, y éste a su vez se abandona para dejarlo a un tercero, hasta que, de forma imprevista, volvemos a conocer un nuevo acontecimiento en la vida de aquel individuo que habíamos dejado páginas atrás. </div>
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Muchas escenas son impresionantes y los personajes elegidos no pueden ser más dispares. El más estrafalario de todos es Rafael de Nogales, un venezolano enfermo de ardor guerrero, que ya ha estado en dos guerras antes y que toma el transatlántico para combatir en el primer ejército que encuentre. Al principio quiere ir con "la heroica Bélgica", pero no, los belgas no le hacen ni caso, tan ocupados están peleándose con los alemanes. Lo intenta con Francia, con Alemania, con el Imperio Austrohúngaro... en algún lugar lo toman por espía, en otro le sugieren que vaya a Montenegro, que allí estarán encantados de recibirle. Por fin, termina alistándose... en el ejército turco. La visión del genocidio contra los cristianos armenios lo dejará marcado.</div>
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He dicho que todos los personajes son muy distintos entre sí. Hay, sin embargo, dos cosas en común: la mayoría tiene un fuerte carácter y son personas cultivadas. ¿Cómo no pensar en esa <i>baby sitter</i> inglesa que trabaja en San Petersburgo y se alista como enfermera del ejército ruso por amor a su patria de adopción? ¿O esa Olive King, neozelandesa, que acaba de conductora de camiones militares de los serbios? Y he dicho que son gente con una preparación superior. Paolo Monelli lleva en su mochila su ejemplar manoseado de la <i>Divina Comedia </i>y el ingeniero Lobatov lee en las trincheras a Clausewitz como un oráculo para tratar de adivinar cuando acabará la guerra.</div>
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Especialmente conmovedor es el rumbo de los que terminan muriendo. Ese soldado australiano que pierde la vida en Gallípoli; o ese pobre Kresten Andresen, un joven inofensivo que sueña con volver a su casa y ser maestro de escuela: desaparece en una de esas macabras ofensivas del frente francés. </div>
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A uno estas proximidades con la literatura le atraen. Ahora bien, si el planteamiento narrativo del libro es tan agradable, me pregunto qué renta sacamos a este poliedro de miradas sobre la guerra. ¿Cambia algo nuestra visión de lo que fue la Primera guerra mundial? ¿Hay detrás de todo una tesis, una nueva interpretación? Me parece que no: es difícil comprimir todo esta constelación de testimonios. Ni siquiera el título es del todo adecuado, quizá: hay mucho dolor y sólo un poco de belleza. Da la impresión de que el autor ha descompuesto la historia en miles de pedacitos, los ha tirado por la habitación y luego se ha alejado un poco para ver el resultado. Un resultado impresionante por su colorido, pero sin forma definida.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-8842206649869775232011-07-14T18:20:00.001+02:002011-07-14T18:25:39.757+02:00Joaquim Maria Machado de Assis: Cuentos de madurezAunque ya se han ido traduciendo sus principales novelas, es hora de que el lector español vaya conociendo la vasta producción de cuentos de este autor brasileño, clásico entre los clásicos del siglo XIX iberoamericano. Los relatos de madurez aquí reunidos forman una galería originalísima que pone un pie en el realismo de situación y otro en el desborde fantástico. Algunos de ellos (“Anécdota pecuniaria”, “Singular coincidencia”, “Una señora”, etc.) se encuentran entre lo mejor de su producción. <br />
<div class="MsoNormal">Machado de Assis es, sin ñoñería, un moralista, un hombre preocupado por las consecuencias que traen las pasiones en la vida de las personas. En realidad, no pretende estimular la virtud y azotar el vicio al modo habitual. La envidia, la codicia, la infidelidad o la cólera son realidades que disecciona con la curiosidad de un entomólogo. El resultado del experimento suele ser la infelicidad del individuo sometido a sus bajas inclinaciones. Pero nunca pretende moralizar ni adoctrinar sino dar cuenta de su observación. Por lo demás, el humor o la ironía enfrían historias que, en manos de otro escritor, serían mucho más pesimistas.</div><div class="MsoNormal">La imaginación, algo embrollada y exuberante, es otra de sus notas distintivas. De un cuento a otro el salto es, a veces, enorme, tanto en el tipo de historias como en el abanico de técnicas desplegadas a lo largo de esta antología. A diferencia de tantos escritores del siglo XIX, Machado de Assis no se limita a utilizar el clásico punto de vista realista. Algunos cuentos suyos disparatan alrededor de una teoria extravagante sobre el alma. En otros puede imitar el estilo bíblico o el de las crónicas renacentistas, contar una historia a partir de una charla de café o de un testamento estrafalario. La acumulación de lecturas de la que hace gala en muchas narraciones revela, además, una singular preocupación cosmopolita que sólo se advierte en ciertos países periféricos. Como el argentino Borges, Machado de Assis se siente deudor de toda la tradición cultural occidental, a la vez que habla de cosas puramente locales. </div><div class="MsoNormal">Divertido y filosófico, erudito y vitalísimo, el universo de Machado de Assis deslumbra por su inventiva: lo mismo capta un detalle de la buena sociedad fluminense que se nos aparece con una historia reveladora de la inteligencia superior de las arañas. La ensoñación y la locura son temas que entran y salen de las cabezas de sus personajes, algunos completamente sumidos en sus quimeras y otros cuya única obsesión es escapar de la mediocridad mediante las ilusiones.</div><div class="MsoNormal">Susan Sontag consideraba a Machado de Assis uno de los mejores escritores de todo el siglo XIX y el mayor de toda Iberoamérica. Quién sabe que hubiera sido de la fama de este autor si, en vez de nacer brasileño, hubiera sido francés, inglés o ruso. La obra de este contemporáneo de Dickens, Flaubert o Chejov asombra por su actualidad sin que desmerezca de los grandes nombres citados. </div><div class="MsoNormal"><br />
(J.M. Machado de Assis: <em>Cuentos de madurez</em>, Valencia, Pre-textos, 2011).</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-79513161978188479192011-06-18T18:24:00.001+02:002011-06-18T18:31:45.034+02:00Kazuo Ishiguro: Nunca me abandones<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWtGJbU-Z-SrSJamdYdWRPb8pjMO6sQOWI3JsxmYrIkxiipscDUkQHoUaTKh_I1kKdPCbvcA1uhdn2l1cibMXgTSUgjxUUcHsVtjrHlnZIHpwl29Y6RFlvvU5AAebfP5V2ssxvnUs7AOo/s1600/Nunca+me+abandones.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWtGJbU-Z-SrSJamdYdWRPb8pjMO6sQOWI3JsxmYrIkxiipscDUkQHoUaTKh_I1kKdPCbvcA1uhdn2l1cibMXgTSUgjxUUcHsVtjrHlnZIHpwl29Y6RFlvvU5AAebfP5V2ssxvnUs7AOo/s1600/Nunca+me+abandones.jpg" /></a>A pesar de que amigos inteligentes me lo ponían por los cuernos de la luna, nunca me entusiasmó <i>Los restos del día</i>, cuando lo leí allá por el año 91. En su momento se me antojó una novela demasiado correcta, tanto en lo literario como en lo político. La trama, el estilo, los personajes... todo era <i>too much british</i> como para que hubiera salido de las manos de un inglés de toda la vida. Ishiguro había escrito una novela tan inglesa que parecía escrita por un extranjero.<br />
No me metí con muchas ganas en esta otra novela del mismo autor, porque veinte años no es nada y todavía me duraba el aburrimiento del libro que lo había consagrado. Pero para mi sorpresa me encontré con un argumento provocador. Los experimentos médicos con niños, tal y como los cuenta Ishiguro, con esa frialdad que en <i>Los restos del día </i>sonaba artificial, ahora son sencillamente sobrecogedores. Todo transcurre en una época conocida del lector actual, los años ochenta y noventa, pero de pronto van facilitándose datos que nos trasladan a una sociedad materialista. egoista y despiadada. La incomodidad que sentimos no es superficial y quizá nos preguntemos si, en efecto, este mundo nuestro no es tan diferente del que cuenta Ishiguro. Si no hay millones de víctimas silenciosas, como los niños de la novela, que pagan con sus vidas los avances de la ciencia y el bienestar de otros.<br />
Esto, por el lado de los aplausos. En el lado de los abucheos, me temo que a la novela le sobran doscientas páginas. El relato se enreda con detalles innecesarios; la narradora y protagonista, de tan memoriosa que es, resulta cargante. Tanto guiño elegante, tanta alusión a media voz. Ishiguro es sin duda un escritor inteligente al que le gusta establecer una relación cómplice con lectores de altura. Esto está muy bien, pero ya lo hizo Henry James con más talento. Ishiguro, una vez más, demasiado <i>british</i>.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-62254032423631854352011-06-13T17:55:00.002+02:002011-06-13T17:57:46.418+02:00Enrique Baltanás: Trece elegías y ninguna muerte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVuslI7wGDXJhEf-I3wDvlMEUDR-Iik7pA5_rLLWm_2XTBTOBDjOZVpdXGZzxQ3fpoW4veuX4PaUyszZfvDfSw7wV_2Mntk-P72Yj50xhixGx6-rgd8F_vqP49huhKzFR4JKZXN2itOFg/s1600/Trece+eleg%25C3%25ADas+foto.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVuslI7wGDXJhEf-I3wDvlMEUDR-Iik7pA5_rLLWm_2XTBTOBDjOZVpdXGZzxQ3fpoW4veuX4PaUyszZfvDfSw7wV_2Mntk-P72Yj50xhixGx6-rgd8F_vqP49huhKzFR4JKZXN2itOFg/s320/Trece+eleg%25C3%25ADas+foto.jpg" width="224" /></a></div><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ignoro si el título del último poemario de Enrique Baltanás se inspira lejanamente en aquel otro del argentino Baldomero Fernández Moreno: <i>Setenta balcones y ninguna flor</i>. Pero la casi coincidencia me sirve de pretexto para llamar la atención sobre la valentía antisupersticiosa del poeta sevillano: trece elegías. Ni una más ni una menos. Menospreciando el azaroso simbolismo de ese número maldito, la primera parte del libro (las trece elegías), es un recuento, desengañado y esperanzado a la vez, de las torceduras en el camino de la vida. El espléndido poema inicial invita a ingresar en un universo enfriado por el desencanto: “Ven conmigo, lector, por estos secarrales”. Evelyn Waugh aseguraba que, en el momento de su conversión, se sentía el creyente menos entusiasta de Inglaterra. Su decisión, decía, no era fruto del arrebato místico sino del razonamiento. Sin que la poesía de Baltanás pueda calificarse de confesional o teológica, ni remotísimamente, me parece que su punto de partida no deja de tener cierto paralelo con el de Waugh. Mirar, examinar, aprender, sostener, matizar son verbos frecuentes al comienzo del libro. El secarral del desengaño y el intelecto domina la andadura del un poeta que, no obstante, confía en que exista la luz de fuego al final. Como si no fuera con él, desde fuera, el yo va señalando las etapas de un recorrido doloroso que no concluye en la desesperanza total. Poco a poco se va afirmando la existencia de “alguien que traspasa con su luz las tinieblas./ Que dice que la vida no es absurda”. Y cuando se llega a las últimas elegías, de forma imperceptible, el poeta va girando su foco, alejándolo del escrutinio sobre el mundo y asomándose, muy pascalianamente, a su corazón. La fe no es entonces <i>cosa</i> <i>mentale</i>. “La luz del corazón llevo por guía”, escribía Villamediana. Este descubrimiento compensa de las deficiencias y sofismas que el intelecto encuentra en el mundo actual. Pero no atenúa el sufrimiento, pues la búsqueda en el interior de cada uno revela las propias miserias:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nos duele la verdad como una espina </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">en la rosa escogida del rocío.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con estos hermosos versos se cierra la primera parte del libro, elegíaca por severa y sentenciosa más que porque cante o llore la muerte de algún ser querido.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La segunda parte (<i>Ninguna muerte</i>) sirve de contrapunto a la austeridad formal de la primera. Diríase que Baltanás no puede evitar la belleza del heptasílabo o el endecasílabo clásico, la dicción machadiana, la sabiduría del orfebre. Los temas son semejantes a los de la sección anterior: fe y razón, desengaño y esperanza se combaten y se dan la mano continuamente. El <i>tempus fugit</i> salta de una página a otra.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> Pero el secarral, anunciado antes como una petición de principios poéticos, empieza a desaparecer a causa de la lluvia fina de las imágenes. “Inventario de invierno: pensamiento”, afirma bellamente este constructor de greguerías en uno de sus poemas. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Retorna el oficio de Baltanás, demostrado en entregas anteriores. En cierta forma, esta renuncia a los pasos que había empezado a dar en el seco arranque del libro puede verse como una claudicación. ¿Puede hablar el poeta sin llanto, sin emoción, sin sonrisa, como se proponía en las primeras elegías? Desde luego unos cuantos poetas sí son capaces, pero no termina de ser el caso de Baltanás. Algo de lo que nos alegramos, por cierto, ya que esto nos permite saborear algunos de sus mejores momentos en este hermoso libro: “Tardías confidencias”, “Ramos de rosas” o “Enero”.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">(Enrique Baltanás: <i>Trece elegías y ninguna muerte</i>, Sevilla, Siltolá, 2011)</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-30985650294020313762011-06-02T11:52:00.002+02:002011-06-02T11:54:38.127+02:00Claudia Piñeiro: Tuya<div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhERTSPisVITJ_9eZ-_Vdl9eDrD-Y4rMRYDUACzpDRPLCafmoitADBwUFalcW9wykzIFJh-2d0hwcziaePq6jBqgP03KJgIP3NJTqvAFp_X7G5iTD5NbASOkGBXR8SEmGAaHQTcVRzOfe0/s1600/9788420474748%252B.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhERTSPisVITJ_9eZ-_Vdl9eDrD-Y4rMRYDUACzpDRPLCafmoitADBwUFalcW9wykzIFJh-2d0hwcziaePq6jBqgP03KJgIP3NJTqvAFp_X7G5iTD5NbASOkGBXR8SEmGAaHQTcVRzOfe0/s1600/9788420474748%252B.jpg" /></a><span style="font-size: 14pt;">Todo comienza cuando Inés, una señora de mediana edad, descubre que su marido le es infiel al encontrar dentro de los papeles de su maletín el dibujo de un corazón con lápiz de labios y la firma de “Tuya”. A partir de aquí, “Tuya” se convierte en una obsesión patética de Inés que va desvelando su mezquindad conforme se enreda la trama y el suspense se hace patente. Inés calla su descubrimiento y sigue a su marido durante días hasta que descubre quién es su amante. La historia va dando varias vueltas de tuerca y, paulatinamente, la que era un ama de casa convencional empieza a volverse una asesina en potencia. Junto a la acción principal, están los problemas de Lali, la hija única que vive un drama a espaldas de sus padres. Sin duda la desconexión con su madre es uno de los alicientes más auténticos de la novela, además de uno de los ingredientes más potentes para crear el efecto de suspense que persiste hasta el final. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14pt;">La narración se desgrana mediante tres registros diferentes: los informes forenses, las conversaciones telefónicas y la voz histérica de Inés. Lejos de complicar la historia, este recurso le presta una mayor agilidad. Claudia Piñeiro combina hábilmente pasajes escritos desde distintas perspectivas, pero todos ellos unidos por una sobriedad estilística que recuerda al guión audiovisual. No en vano la autora ha sido guionista de televisión</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14pt;">Como en su notable <i>Las viudas de los jueves</i>, Piñeiro recurre a las posibilidades narrativas que ofrecen los desequilibrios íntimos de una respetable familia burguesa. Pocos personajes son necesarios, por cierto, para conformar la acción de esta novela entretenida y apasionada. El egoísmo de la madre, las infidelidades del padre y la vida desordenada de la hija única adolescente forman un cóctel que, después de agitarlo bien, desemboca en un <i>thriller</i> fuerte y de consecuencias imprevistas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Claudia Piñeiro: <i>Tuya</i>, Barcelona, Alfagura, 2010.<span style="font-size: 14pt;"> </span></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-18344948588553149762011-04-21T23:34:00.001+02:002011-04-21T23:35:45.657+02:00Richard Russo: El verano mágico de Cape Cod<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBoTa9rSmxQMPPka163_aGCql0eGtsO2UfbrxtOKF578eioIMV4cUjRTwHyC4BnffY_oO7xnKX04X0PToPTVmTyv1cIBbflrxihuw9c5ZpmyrBfnW7zXAJzEwJNZlGMgAfUv77g7Qd7CU/s1600/verano-magico-cape-cod1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBoTa9rSmxQMPPka163_aGCql0eGtsO2UfbrxtOKF578eioIMV4cUjRTwHyC4BnffY_oO7xnKX04X0PToPTVmTyv1cIBbflrxihuw9c5ZpmyrBfnW7zXAJzEwJNZlGMgAfUv77g7Qd7CU/s1600/verano-magico-cape-cod1.jpg" /></a></div><br />
El texto de la contraportada apesta a comedieta rosa de Hollywood: "Ten cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad". Pero que nadie se llame a engaño. La factura de la novela es demasiado astuta y sofisticada como para que se deje hundir por una historia banal.<br />
Jack Griffin viaja en coche hacia California para asistir a la boda de la mejor amiga de su única hija. Se acaba de pelear con su mujer, Joy, con quien ha compartido treinta y cuatro años de matrimonio feliz. La razón descansa en el maletero de Jack: las cenizas de su padre, recientemente fallecido con el que el protagonista guarda una compleja relación de amor y odio. A partir de aquí la historia se va enredando con ese protagonista enfermo de nostalgia por los veranos de su infancia y perseguido por los recuerdos de sus padres, profesores de literatura en universidades de segunda, gente arrogante, egoísta y fracasada.<br />
Como he dicho antes, me parece que la historia no da para mucho. Sin embargo, el autor la llena de detalles inteligentes, en especial aquellos en los que se demora en la compleja relación de Frank con su pasado. Aunque Russo no es ningún Proust, admira la finura de sus análisis. Su visión del matrimonio, aunque optimista, no es simplona ni complaciente. Y, sobre todo, llama la atención la ecuanimidad, el cariño diríamos, con que trata a sus personajes, por muy diferentes que sean.<br />
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Richard Russo: <i>El verano mágico de Cape Cod</i>, Madrid, Alfaguara, 2010 (trad. de M. Antolín Rato)Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-62712000559607137702011-04-07T11:34:00.002+02:002011-04-07T11:37:15.859+02:00Sergio Ramírez: El cielo llora por mí<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjYc2i57hqZmlFxlqKb7l719IoU2GBuM4xo9xnBpkLoloStKA8WxCiClmVYp84W3r1iAT_P7pqReo8Q1muOgYca5Od113eXGqS9OFnYiLfJQPcPwEqlVQHruBrI9bbbHU_LQ8ygP5Db78/s1600/portada-cielo-llora-mi_med.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjYc2i57hqZmlFxlqKb7l719IoU2GBuM4xo9xnBpkLoloStKA8WxCiClmVYp84W3r1iAT_P7pqReo8Q1muOgYca5Od113eXGqS9OFnYiLfJQPcPwEqlVQHruBrI9bbbHU_LQ8ygP5Db78/s320/portada-cielo-llora-mi_med.jpg" width="199" /></a></div><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Novela negra ambientada en la Managua post sandinista. Dos inspectores, ex guerrilleros al servicio del departamento de narcóticos, siguen la pista de una mujer desaparecida en extrañas circunstancias. Pronto aparecen indicios de que ha estado mezclada con algunos personajes pertenecientes a un par de cárteles colombianos de la droga. Y poco a poco la policía va encontrando cadáveres relacionados, de una forma u otra, con el misterio. Los protagonistas tienen que lidiar con la ineptitud o la corrupción de sus superiores además de con la escasez tercermundista de los medios materiales de que disponen. A cambio reciben la valiosa ayuda de doña Sofía, otra ex guerrillera metida a limpiadora de oficina y conversa a una secta protestante. Este es quizá el personaje más interesante y divertido de una novela que contiene no pocos episodios cómicos cuando no directamente grotescos. Ramírez revela su buen oficio de narrador, sobre todo en los diálogos a tres voces entre los policías y su ayudante aficionada. En el otro lado de la balanza pesa la dificultad sintáctica de algunos pasajes a las que no les vendría mal, me parece, unos cuantos signos de puntuación. Dicho con otras palabras: la novela resulta algo desaliñada.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Su autor, antiguo dirigente sandinista, manifiesta de muchas maneras su desencanto con un pasado político mediante una intriga policíaca que, al mismo tiempo que entretiene, levanta las miserias de una sociedad brutal, hipócrita y corrupta. Pero no hay que engañarse sobre su presunta originalidad. La atracción por la novela negra es una característica de no pocos escritores europeos que se consideran a sí mismos como legítimos herederos de la “auténtica” izquierda. Basta pensar en Camillieri, Vázquez Montalbán, Juan Madrid y tantos otros. La acción criminal es un pretexto magnífico para bucear en los tugurios de la sociedad, pero también para desvelar, siempre dentro de esta óptica, desequilibrios sociales, corruptelas administrativas o el poder de la banca o de instituciones como la Iglesia. Todo esto dentro de una óptica progresista que exalta el discutible romanticismo de unos policías (no detectives privados, sino funcionarios del estado, todo un detalle) nostálgicos y sentimentales, aunque vayan de duros. Como tales, son poco escrupulosos en su trato con los detenidos o cuando se trata de satisfacer sus apetencias sexuales. Según el relato estas cuestiones son menores, o incluso dignas de cierta simpatía por parte del lector. El héroe ha de ser vulnerable y falible, como lo exigen los cánones de la novela negra actual. Y desde este punto de vista Ramírez lo único que ha hecho es dar su versión local del género.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 27pt;">Sergio Ramírez: <i>El cielo llora por mí</i>, Alfaguara, Madrid, 2009, 322 págs. </div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7182497990021134632.post-53447681328217203262011-04-01T14:58:00.002+02:002011-04-02T08:03:29.946+02:00Varios: La joven guardia. Nueva literatura argentina<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQuJhkCz8BnEfGpMaFL4PnSDdCuHdeDxRdTD3bmqHbZruYLbvH_gPErQera63RlWP_g2ddm6ToFZPxnJqVRVD89wyVdMIhrf39WjU2lDKL2DiMs_X9dqqJuMi_Lp8-iXai2s_TGzZR_9g/s1600/00489_gv.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQuJhkCz8BnEfGpMaFL4PnSDdCuHdeDxRdTD3bmqHbZruYLbvH_gPErQera63RlWP_g2ddm6ToFZPxnJqVRVD89wyVdMIhrf39WjU2lDKL2DiMs_X9dqqJuMi_Lp8-iXai2s_TGzZR_9g/s320/00489_gv.jpg" width="213" /></a> La literatura argentina se ganó el pasado siglo un merecido prestigio gracias los nombres de Borges, Cortázar, Macedonio Fernández, Marechal, Puig, Alejandra Pizarnik Roberto Arlt, Girondo, Bioy Casares, Silvina y Victoria Ocampo, Sábato y tantos otros. Con un título un poco abusivo la antología se presenta “la nueva literatura argentina”, si bien es cierto que no se selecciona en ella ni a novelistas, ni a poetas ni dramaturgos. Son sólo cuentistas. Los veintitrés nombres tienen menos de cuarenta años y ya cuentan con una carrera de cierto peso en su país. Todos ellos son poco o nada conocidos en España, salvo Andrés Neuman, Gonzalo Garcés y, quizá, Washington Cucurto. Sólo por esta razón vale la pena prestar atención a un libro de estas características. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sospecho que si existe algo en común en estos escritores jóvenes es su indiferencia, más o menos velada, a los grandes temas de sus antecesores. La dictadura y las represiones han dejado de interesar, igual que el drama de las Malvinas. Todos proceden de la Argentina del postmenemismo, escéptica y empobrecida. Por eso quizá una de las huellas más notables en varios de ellos sea César Aira, con su voluntaria superficialidad y su estilo desaliñado. Faltan, por estas mismas razones, cuentos que sobrecojan por su fuerza dramática o imaginativa, o que deslumbren por la calidad de su prosa. Uno de los relatos, “Diario de un joven escritor argentino” de Juan Terranova, ofrece un retrato robot de muchos de estos autores, sometidos a la frustración de una sociedad materialista de la que, no obstante, el propio protagonista forma parte sin que eso le suponga ninguna tragedia existencial. La historia deambula entre la vida gris del escritor: su vida familiar, sus ambiciones reprimidas y sus gustos intelectuales, que van del boxeo televisado a los libros sobre la segunda guerra mundial. Hoy en día algunos llaman “pensamiento débil” a actitudes como ésta.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En el prólogo se habla de la “destreza extraordinaria” de estos narradores. Hombre, no tanto. Lo malo de este tipo de afirmaciones es que son casi obligatorias en el género de la antología y nada dicen hasta que el lector no se ve confrontado con los textos mismos. ¿Realmente hay una “literatura” (léase: cuentística) joven en la Argentina tan maravillosa? Repasados los textos uno por uno, me parece difícil sostenerlo. Algunos narradores conocen sobradamente su oficio y escriben con talento (Neuman, por ejemplo); pero otros necesitan más de un hervor. El tono general es, me temo, de bisoñez. Aun así, no hay por qué escandalizarse: Borges escribió sus mejores relatos entre los 44 años y los 49 años. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Varios: <i>La joven guardia. Nueva literatura argentina</i>, selección de Maximiliano Tomás, Barcelona, Verticales de bolsillo, 2009, 241 págs. </div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17122991461384117953noreply@blogger.com3